Tanto un odontopediatra como un odontólogo general te dejará clara una cosa: no existen apenas personas con los dientes perfectamente alineados. La cuestión es evaluar hasta qué punto esa desalineación deriva en problemas funcionales que haya que corregir. En el caso de los niños, ¿en qué momento se puede recurrir a la ortodoncia?

El odontopediatra es el odontólogo especialista en la posición y oclusión de los dientes y en el desarrollo de los maxilares. La Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) recomienda que la primera visita al odontopediatra se haga a los 6 años aproximadamente. Es en ese punto del desarrollo cuando erupcionan los primeros molares y los incisivos ya están completamente fuera. En la revisión sabremos si el desarrollo está siendo el correcto. Se trata de una visita clave para poder detectar eventuales alteraciones de maloclusión o malposición. De tod

De todos modos, a los dos años ya pueden venir a someterse a su primera revisión para identificar eventuales problemas de maloclusión derivados de cuestiones genéticas o de malos hábitos (uso excesivo del chupete, succión del dedo…).

¿Qué evalúa el odontopediatra?

Será el odontopediatra el que determine si hay que seguir algún tipo de tratamiento tras la primera visita a la consulta. Por regla general, con el tratamiento de ortodoncia se empieza cuando los dientes definitivos han erupcionado y por lo tanto han reemplazado a los de leche. Aunque hay variaciones entre unos niños y otros, suele ser en torno a los 11-12 años. Con la ortodoncia interceptiva para niños buscamos posicionar correctamente los dientes para mejorar la salud y la estética bucal. Por eso, no tendría sentido recurrir a la ortodoncia sin que hayan salido aún los dientes definitivos.

De todos modos, ante determinadas situaciones clínicas el ortodoncista puede pautar el inicio de este tipo de tratamiento aunque el niño conserve aún algún diente de leche. Hablamos por ejemplo de casos de mordida torcida por asimetría ósea o de mordida cruzada (anterior o posterior).

Se suelen utilizar aparatos fijos o removibles en función de lo que se pretenda lograr con el tratamiento. En el caso de los aparatos removibles, se usan para corregir alteraciones muy concretas y serán más efectivos cuanto más tiempo se usen. En cambio, los aparatos fijos como los brackets van pegados a los dientes. El tratamiento ortodóntico a elegir dependerá de la edad y del tipo de alteración a corregir. Al acabar, se sigue controlando el crecimiento óseo y dental hasta que se completa el recambio de toda la dentición. 

Por último, recuerda que la infancia es una etapa idónea para intervenir ya que los huesos son aún muy moldeables y los dientes se mueven con facilidad.